Que ganas de que toques el timbre,abrirte la puerta y te quedes acá. Que ganas de irme de vacaciones sabiendo que vamos a caminar todos los días juntos. Que ganas de tirarme en la cama a esperar que lluevan tus llamados. Que ganas de que mágicamente me entere de que a pesar de las diferencias algo pasa o pasó. Que ganas,y no precisamente de no verte nunca más. Esta vez Valeria se equivocó.
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