02.40 am
Pasó mucho tiempo hasta que decidí seguir contando la historia.No por algo en particular,por nada.El tiempo,el vacío y la ausencia muchas veces haces que meditemos el porque de las cosas que hacemos, y todavía no le encuentro razón.
Supongo que inconscientemente me siento orgullosa de la relación desconocida que pude tener.O no.
Es extraño.
Lo que puedo saber,es que el horario un tanto extendido,un atado de cigarros y una cafetera llena,puede hacerme continuar.Detallando,explicando y destrozando una vez más la historia.
No lo conocía,y aunque lo repita mil veces,no me cansaré de decirlo porque es verdad.Era la característica principal.
Todavía es grandioso decir que NO LO CONOZCO,no se su nombre,ni su edad,ni nada de él.Sólo se que lo vi.
Lo vi,y la mirada fue la vía,el camino para decir que lo conocía de otra vida.
Me encontraba caminando por las calles de San Telmo.Hoy en día no recuerdo específicamente la razón por la cual caminaba por ahí,pero se que lo hacía.
Los olores,los tacos,los adoquines y las personas me lo recordaban cada segundo.Y mi memoria perfecta(en este caso,pseudo),me dice que allí estaba.
Un relicario,anticuario,taller de antigüedades,bello lugar,o como quieran llamarlo.Me adentré y me llené los ojos,con olores y texturas de personas desconocidas que se habían librado,quien sabe cuando,de cosas importantes en sus vidas.
Nunca entendí como alguien puede hacer eso.No me lo imagino,dejando mi historia en manos de un vendedor.Que le ponga precio a mis lágrimas,mi vida,o parte de ella.
Sin embargo,me gusta mucho pasear,buscar,sonreír al mirar cierta foto o tocar un mantel bordado hace años.
Me acerqué a la zona de indumentaria(llamese ropa).
Los zapatos rotos,la humedad en las paredes,y las ancianas descifrando las telas con sus manos cansadas.
Una puerta que me conducía a...no se a donde pensé que me llevaría,pero la abrí y entré.
Podía ser un depósito,una salida,una entrada,o el abismo.Un poco imposible,tratandose de una tienda en plena Ciudad de Buenos Aires,pero todo puede pasar.
Sin embargo al abrir la puerta,lo único que veo son escalones que suben.Escalones que bajan.Escalones que estan para quien quiera subir lo haga y quien quiera bajar,lo decida de tal manera.
En el quinto escalón,contando desde abajo(recuerdo),se hallaba sentado un muchacho.
Ni alto,ni bajo,ni lindo,ni feo,ni gordo,ni flaco.No importaba.
Me sedujo con su presencia,su postura.Su manera de leer,quizás,en la obscuridad de un lugar tan oculto como el que había elegido.
Una especie de aullido salió de mi boca,inexplicablemente.Levantó su vista,temblé y me fuí.
¿Qué hacía?O mejor dicho,¿Qué quería hacer?.
Paseo,ciudad,tienda,puerta,muchacho,intento de "hablar con un desconocido,¿quizas?",y huida.
Bien.Por mi,y por todo aquel que quería terminar de confirmar que era alguien a quien no le importaba las acciones,sino las reacciones.
Ese día me recibí.
Mi título fue el de oportunista,con honores.
Pasó mucho tiempo hasta que decidí seguir contando la historia.No por algo en particular,por nada.El tiempo,el vacío y la ausencia muchas veces haces que meditemos el porque de las cosas que hacemos, y todavía no le encuentro razón.
Supongo que inconscientemente me siento orgullosa de la relación desconocida que pude tener.O no.
Es extraño.
Lo que puedo saber,es que el horario un tanto extendido,un atado de cigarros y una cafetera llena,puede hacerme continuar.Detallando,explicando y destrozando una vez más la historia.
No lo conocía,y aunque lo repita mil veces,no me cansaré de decirlo porque es verdad.Era la característica principal.
Todavía es grandioso decir que NO LO CONOZCO,no se su nombre,ni su edad,ni nada de él.Sólo se que lo vi.
Lo vi,y la mirada fue la vía,el camino para decir que lo conocía de otra vida.
Me encontraba caminando por las calles de San Telmo.Hoy en día no recuerdo específicamente la razón por la cual caminaba por ahí,pero se que lo hacía.
Los olores,los tacos,los adoquines y las personas me lo recordaban cada segundo.Y mi memoria perfecta(en este caso,pseudo),me dice que allí estaba.
Un relicario,anticuario,taller de antigüedades,bello lugar,o como quieran llamarlo.Me adentré y me llené los ojos,con olores y texturas de personas desconocidas que se habían librado,quien sabe cuando,de cosas importantes en sus vidas.
Nunca entendí como alguien puede hacer eso.No me lo imagino,dejando mi historia en manos de un vendedor.Que le ponga precio a mis lágrimas,mi vida,o parte de ella.
Sin embargo,me gusta mucho pasear,buscar,sonreír al mirar cierta foto o tocar un mantel bordado hace años.
Me acerqué a la zona de indumentaria(llamese ropa).
Los zapatos rotos,la humedad en las paredes,y las ancianas descifrando las telas con sus manos cansadas.
Una puerta que me conducía a...no se a donde pensé que me llevaría,pero la abrí y entré.
Podía ser un depósito,una salida,una entrada,o el abismo.Un poco imposible,tratandose de una tienda en plena Ciudad de Buenos Aires,pero todo puede pasar.
Sin embargo al abrir la puerta,lo único que veo son escalones que suben.Escalones que bajan.Escalones que estan para quien quiera subir lo haga y quien quiera bajar,lo decida de tal manera.
En el quinto escalón,contando desde abajo(recuerdo),se hallaba sentado un muchacho.
Ni alto,ni bajo,ni lindo,ni feo,ni gordo,ni flaco.No importaba.
Me sedujo con su presencia,su postura.Su manera de leer,quizás,en la obscuridad de un lugar tan oculto como el que había elegido.
Una especie de aullido salió de mi boca,inexplicablemente.Levantó su vista,temblé y me fuí.
¿Qué hacía?O mejor dicho,¿Qué quería hacer?.
Paseo,ciudad,tienda,puerta,muchacho,intento de "hablar con un desconocido,¿quizas?",y huida.
Bien.Por mi,y por todo aquel que quería terminar de confirmar que era alguien a quien no le importaba las acciones,sino las reacciones.
Ese día me recibí.
Mi título fue el de oportunista,con honores.


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